viernes, 24 de agosto de 2012

Desaparecer

Eso tan difícil en la era de la comunicación. Y lo intento, que conste que lo intento, pero aquí estoy otra vez, escribiendo cuatro líneas sobre ¿qué? Ni yo misma sé qué pretenden ser las entradas de mi blog, ni sé si quiero que las lean o prefiero que nadie las mire.
A veces siento el deseo de arrancar el módem de la pared, desterrar el móvil a una temporada sin batería, e irme a otra ciudad (no a ésta ni a ésa, sino a alguna que no me conozca). Empezar de cero. En un rato se me pasa, y vuelvo a mis cuatro líneas del blog, a mirar unas cuantas fotos en alguna red social, quizás a hacer alguna llamada... La sociedad de la comunicación nos impone un ritmo de dependencia hacia las redes: si no estás, no existes. Si pasas tiempo sin conectarte se olvidarán de ti. No olvidemos que siempre se está esperando una llamada, un mail o algo de algún organismo oficial / amigo / familiar / etc. que nos hace comprobar cada poco tiempo si habrá alguna novedad en nuestra bandeja de entrada.
Creo que esto también es parte de mi "romanticismo", la añoranza por tiempos (que no viví) en los que desaparecer era tan fácil como salir de la ciudad en plena noche y buscarse una cueva sin bestias. Sin embargo, soy hija de mi tiempo y yo también tuiteo, tuentiteo, bloggeo (y tantos otros neologismos informáticos)... Y sé que cualquier persona con acceso a Internet y un poco de tiempo libre averiguaría bastante de mi vida con un solo clic.
Pero de vez en cuando, reniego, me paso semanas aislada con mi placer analógico de la lectura y el sol de verano, escribo unas cuantas líneas reivindicativas y luego... Bueno, luego llego a casa y las publico en algún sitio, para que alguien las mire con la esperanza de que nadie las lea.

sábado, 4 de agosto de 2012

Felicidad

Que no se oculta en largos viajes, ni en mucho dinero, ni en salidas nocturnas, ni en el color de mi piel (más blanco que de costumbre). Sino en tardes en sus brazos, un par de días de pereza colectiva, comida a las cinco de la mañana y muy pocas mañanas madrugadas.