sábado, 15 de septiembre de 2012

Reflexiones apátridas.

Sin lugar no hay ataduras, sin lugar no hay orgullo ni soberbia.
Todo va bien sin lugar mientras tienes unos ojos sinceros por bandera.
Pero en algún momento esos ojos se cierran, se dan la vuelta y se van, dejándote de nuevo en un precipicio que no es tuyo, ni mío, con miles de caminos sin salida a tus espaldas y sólo oscuridad ante tu vista.
Todo iba bien sin lugar mientras tuve tus ojos sinceros por bandera.
Y ahora me quedo sin lugar ni miradas que defender ni orgullo ni ataduras. Aterradora libertad la de saber que no tienes nada que perder y una vida que arriesgar.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

ἐρωτικός

Hace poco leía en un blog acerca del erotismo, de cómo la sociedad considera tabú algo tan natural como la relación carnal (y, sin embargo, no condena la violencia a la hora de comer), de cómo no es necesario recurrir a detalles morbosos para hacer algo erótico. Creo que en tal blog quedaba todo bastante bien explicado (los hay que tienen facilidad de palabra y son capaces de exponer sus ideas) por lo que dejo el enlace de la entrada titulada: DEL EROTISMO.
A esto, y a modo de reflexión y respuesta a la pregunta que se menciona al final de dicha entrada, añado que las caricias, una sonrisa y, sobre todo, la complicidad son las claves de cualquier relación erótica.
Y entendamos bien etimológicamente la palabreja tan desvirtuada: erótico no es equivalente a sexo, aunque, obviamente, tampoco son antónimos. El sexo es (obviamente no siempre) una consecuencia del amor, y la relación erótica no siempre conlleva sexo.

Últimamente reflexiono de modos más desorganizados y prosaicos de lo que estoy acostumbrada en estos lares. Ya volveré a mis entradas sin sentido algún día.