sábado, 4 de agosto de 2012

Felicidad

Que no se oculta en largos viajes, ni en mucho dinero, ni en salidas nocturnas, ni en el color de mi piel (más blanco que de costumbre). Sino en tardes en sus brazos, un par de días de pereza colectiva, comida a las cinco de la mañana y muy pocas mañanas madrugadas.

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