domingo, 12 de abril de 2015

De utilitate

Hoy leí que el hecho de que un estudiante te diga que el latín o el griego le servirá en un futuro para 'amueblar la cabeza' u 'organizar su vida' es como hacer un regalo y que se queden con el envoltorio. Me parece que no es esta una actitud propia de alguien que quiere mantener viva la tradición cultural occidental, a mamá Grecia y a papá Roma, sino más bien de alguien que pretende mantener el latín y el griego como algo sublime e inaccesible para aquellos que no estén dispuestos, o no sean capaces, de comprenderlos en su totalidad.
En un mundo utópico y perfecto, yo saludaría con un 'salvete' y no confundiría las declinaciones. Y todo el mundo apreciaría lo hermoso de estas lenguas al igual que yo lo hago, y las estudiaría por el placer de estudiarlas, por el amor a las letras.
Pero el común de los mortales no aprecia de este modo el latín y el griego (ni muchísimas otras materias). Sin ir más lejos, yo aprecio la biología por la ayuda que me ha prestado a un nivel muy básico para comprender el mundo que me rodea, pero si tuviera que estudiar la biología y nada más que la biología, estaría dándome cabezazos contra la pared en menos de lo que se tarda en decir 'célula'. Simplemente, no es lo mío.
Todos los días mis compañeros y yo nos cruzamos con alguien que nos dice 'uf, y eso para qué'. Todos los días tenemos que poner la mejor de nuestras sonrisas y explicar detenidamente que simplemente es nuestra vida. Así que, personalmente, si alguien me dijese que las lenguas clásicas le sirven para 'amueblar la cabeza' estaría más que satisfecha de mi trabajo y de haber podido transmitir un poquito de lo que sé y lo que siento.
Seamos modestos y realistas, somos unos raritos, se tienen que alinear los planetas para que alguien aprecie estos mundos como nosotros lo hacemos. Y no es reprochable, cada uno tiene sus gustos y sería egocéntrico pretender que los nuestros sean los únicos válidos. Cada uno estudiará lo que quiera y nada más que el hecho de que aprendan a usar otros conocimientos (que no son su especialidad) y aplicarlos a su vida ya nos otorga valor, nos otorga la famosa 'utilidad'.
En definitiva, un poquito más de humildad, más de no intentar hallarnos en la posesión de la verdad absoluta, más de no mirar por encima del hombro, más de no tratar a los demás como estamos hartos de que nos traten.

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